¿Qué es la felicidad?

¿Qué es la felicidad?

¿Qué es la felicidad?

Tiempo de lectura: 2 minutos

Mi hija de 4 años es feliz, siempre, en todo momento (al menos eso creo).

A mis 42 años ser feliz es un poco más complicado, va por instantes.

Mis padres con 70, más complicado aún… y alguien de 100… pues no sé, imagino que tendrá sus instantes de felicidad, sobre todo si se siente como si tuviera 42 años.

Hace unos días leía a un experto que cuanto más mayores nos hacemos, somos más felices… no sé en qué estudios se basará el hombre.

No sé, no sé…

¿En qué momento dejamos de ser plenamente felices?, ¿en qué momento perdemos esa inocencia que hace que comencemos a entristecernos y preocuparnos por cosas que antes pasaban totalmente desapercibidas?.

Quizá sea cuando te dicen que los regalos de Navidad los traen “los Reyes Magos”.

O cuando ves quejarse a tu madre de la espalda.

O cuando quieres estar solo en tu habitación.

O cuando llega a tu familia alguien más pequeño que tú.

O cuando se mete algún mayor contigo en el cole por primera vez.

No sé, no sé…

Creo que no se puede ser feliz siempre. Hay momentos, flashes de felicidad que endulzan la vida. Un beso, un paisaje, una palabra, una película, una caricia… y, siendo más materialista, una compra.

Y diréis… ¿por qué diantres nos cuenta este tío todo?… por la compra!!! jajaja!!!

Con el confinamiento, que aún sigo manteniendo y que me ha convertido en un ermitaño, la felicidad llega de la familia y… de alguna compra que hago…

Hace unos días nos quedamos sin tinta en la impresora.

Es la clásica HP barata, que costó 49 euros con cartuchos y toda la pesca…

Pedí unos cartuchos por Internet pero no llegaban… pasaron 4 semanas y seguían sin llegar… Ya perdí la felicidad y cancelé el pedido…

Casualidades de la vida, ese mismo día me llamó mi amigo Asahel, informático y buena persona, se lo conté:

– ¿Pero cómo tienes esa impresora?, ¿cuánto cuesta cada cartucho? – me preguntó.
– Pues… 70 euros los dos…
– Bufff… de ese modelo están agotados en toda España. Te sale mejor comprarte una nueva. Una Brother que imprime solo en negro (yo no imprimo nunca en color),
– No jodas, ¿una impresora nueva?… ¿y la HP?… si está nueva…

Asahel es una persona que sabe escuchar. Rara vez interrumpe… pero en esta ocasión lo hizo:

– El tóner reciclado cuesta 8 euros y tienes para 3000 impresiones.



– ¿Cómo?… ¿y cuánto cuesta la impresorita? – le pregunté.
– Poco más de 150 euros… la amortizas con dos cambios de cartuchos.
– ¡Mándame una ya!, ¡con dos tóner!.

Llegó a los dos días y un flash de felicidad invadió mi estado… ¿materialista?… puede ser.

Pensé en todos los dibujos que voy a poder imprimir a mi hija para que pinte y siga siendo plenamente feliz muchos años más.

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2 Comentarios

  • Diego 3 junio 2020 a las 10:58

    Tu eres muy joven y no me cabe duda que gastarás mucha tinta con muchos bonitos recuerdos!!!

  • Ismael 3 junio 2020 a las 15:14

    Gracias Pablo por compartir tu experiencia de felicidad. Y tus toner que no diría que es materialismo sino economía familiar. Jaja.

    Una vez escuché que la felicidad se alcanza al superar la prueba de no encontrar una alegria inmediata (placer inmediato). Y que la felicidad es la consecuencia de que alguien tiene el norte marcado en su vida.

    Si añadimos a eso lo que comentas del AMOR con mayúsculas en la familia y la belleza que nos rodea casi lo tenemos todo hasta el propio sentido de la vida.

    Esto me lleva a pensar que efectivamente cuanto más maduramos más felicidad debemos tener pues menos placeres inmediatos buscamos. Y me lleva también a sacar la conclusión que cuanto menos apego a lo material más felices somos en lo poco.

    Un abrazo Pablo.

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